martes, 10 de junio de 2008

La Familia Patrimonio Común

Os adjunto un artículo mio publicado en la revista digital Apuntes de pensamiento político Fundación “Tomás Moro” en 2007.

La familia, patrimonio común


Asistimos estos días a un denodado interés por parte de todos los partidos políticos por llamar la atención de los posibles votantes promoviendo y aprobando medidas llamativas, encaminadas, al menos en teoría, a apoyar económicamente a la familia, en concreto, a las familias que tienen hijos. Nos encontramos con grandes titulares sobre ayudas por nacimiento para todas las familias, “compensando” tímidamente semanas después a las familias numerosas, a las madres solteras y a las familias con discapacitados, a las que se les incrementa la ayuda general anunciada. Pero, a cambio de no extender la aplicación de la medida retroactivamente al primer día del ejercicio, se negocian nuevas partidas presupuestarias de dudosa aplicación de manera inmediata. Y, entre medias, numerosas iniciativas de administraciones locales y autonómicas, que parecen competir entre sí en una carrera por demostrar a quién le importa más la familia.

Desgraciadamente, estas medidas, que llegan en un momento de clara rentabilidad política, utilizando sin ningún rubor el bienestar de las familias de manera oportunista, dejan entrever una total ignorancia sobre lo que es la familia y lo que debe ser su protección por parte de los poderes públicos. Porque proteger a la familia significa mucho más que aprobar ayudas puntuales como la del nacimiento; significa hacer políticas globales con perspectiva de familia, dejando que sea la propia familia la que decida en que utilizar las ayudas, que deberían ser ayudas directas y universales.

Vivimos en España unos tiempos en los que se menosprecia el valor de la familia, como una institución arcaica en sí, y nos olvidamos y lo que es peor, no transmitimos a nuestros hijos una referencia clara sobre el valor de la familia. No es sólo que la familia sea la célula primaria de la sociedad, porque, además de lo que supone para cada uno de sus miembros en lo personal, cumple una función educativa básica, presta cuidados sanitarios, atiende a la infancia y a los mayores…; sino que es el lugar donde se forman los ciudadanos, donde el ser humano adquiere la dimensión que le enriquece como persona y que le prepara para vivir en sociedad. Por lo tanto, la fortaleza de la familia, su bienestar, redundará en beneficio de toda la sociedad, ergo, la familia es un patrimonio común, cuya protección debe ser una exigencia para nuestros gobernantes, al margen de cualquier ideología.

Cuando en Europa han sonado las señales de alarma respecto a las consecuencias de una sociedad que descuida a la familia, y se ha pronosticado una sociedad que se desintegra, egoísta, que no se encarga de sus mayores, que rechaza la inmigración, una sociedad que envejece y que no tendrá jóvenes que la mantenga…, en España se responde con medidas que pretenden incentivar la natalidad o paliar situaciones precarias, que sin duda merecen atención pero que en ningún caso pueden definirse como políticas familiares.

La protección de la familia requiere un compromiso claro de defensa de esta institución, un convencimiento pleno de su valor como elemento indiscutible de cohesión social. A partir de ahí, debe establecerse una política global, que tenga en cuenta a la familia como un todo y no como una suma de individuos que conviven. La actual política social está basada en una concepción meramente asistencial, de apoyo a los desfavorecidos (Ley de Dependencia, Ley de Igualdad, Ley contra la violencia de género, etc.), que no apoya a la familia como un bien social, al margen de las necesidades específicas que tengan que cubrir los servicios sociales. Sería más sensato procurar un ambiente en el que formar una familia no sea un acto heroico, fomentar que las familias ya existentes permanezcan unidas, promover medidas que permitan elegir en libertad el número de hijos que se quiera tener, facilitar opciones y recursos para que las familias puedan crecer si ese es su deseo. En definitiva proteger a la familia como prioridad básica, como patrimonio universal.

Hemos de trabajar para procurar una sociedad menos individualista, para ir hacia una sociedad que prime a la familia, como fuente principal del bienestar y estabilidad de la sociedad; que permita a la persona ejercer sin obstáculos uno de sus derechos mas básicos, como individuo libre y responsable, el de formar una familia. En definitiva una sociedad sana necesita familias sanas y sólo desde este convencimiento conseguiremos que nuestros hijos a su vez sean capaces de transmitir este valor; de otro modo vamos abocados a una sociedad desestructurada y egoísta donde los hijos serán una carga en vez de una alegría.



Eva Holgado Pascual
Presidenta de la Federación Española de Familias Numerosas