jueves, 16 de enero de 2014

Orgullo de Familia Numerosa



Si alguna vez me preguntan por qué he tenido “tantos hijos”, mi primera reacción es de sorpresa y luego pienso ¿y por qué no? 

Me siento plenamente satisfecha de poder tenerlos cuando hay muchas mujeres que aun queriendo ser madres, no pueden físicamente hacerlo y tienen que recurrir a la ciencia para lograrlo o bien adoptar hijos ajenos con una gran dosis de generosidad.

Me siento doblemente afortunada de haber conocido a mi marido y que ambos compartamos los mismo valores y hayamos dado la importancia que tiene a formar una familia aun a costa de haber sacrificado, a veces, nuestro tiempo o aficiones y otras hayamos tenido que hacer malabarismos con el trabajo para llegar a todo, o al menos intentarlo. Me siento triplemente afortunada porque ambos hemos tenido unos padres y un entorno familiar que nos ha educado con unos valores y en la cultura del esfuerzo que nos ha hecho pensar que los hijos no son una carga, sino un regalo maravilloso que merece la pena.

También me siento inmensamente afortunada porque “mis princesas” pese a tener días, como todos, van respondiendo a la técnica oriental del gota a gota, es decir, aunque no se consigue todo siempre a la primera, antes de que se desborde el vaso las cosas van saliendo y veo que somos capaces de transmitir esos mismos valores y principios que nuestros padres tanto empeño y esfuerzo personal pusieron en inculcarnos a nosotros. Así que, realmente, para mí lo normal es haber tenido hijos, cuatro o los que hayamos podido tener, porque cualquier niño desea un hermano, no sólo por el capricho como cuando te piden una mascota o un juguete caro, está dispuesto a compartir con él no sólo sus juguetes sino el cariño de sus padres, porque en el fondo sabe que este cariño se multiplica exponencialmente cuanto más extensa es la familia. 

Además, según crecen, es ley de vida, saben que sus hermanos siempre estarán a su lado en las alegrías y en las penas, en una palabra: no estarán solos. Por eso, como mujer, me siento orgullosa de haber podido ser madre y junto a mi marido haber sido capaz de iniciar y ver crecer una maravillosa familia que pueda a su vez en un futuro no muy lejano constituir las suyas propias. Qué mejor ejemplo para nuestros hijos que, nos vean disfrutar con la familia en los momentos buenos y en los no tan buenos, con espíritu valiente y alegre, dispuestos a afrontar el día a día todos juntos.
Este ejemplo que nos han dado nuestros padres y abuelos es lo que está posibilitando que en los momentos actuales tengamos a quien recurrir y encontrar consuelo, cuando las instituciones no son capaces de adaptarse a los cambios a la velocidad deseada. Ahora bien, ¿Qué ejemplo estamos dando nosotros a nuestros hijos? Cuando ellos o sus hijos encuentren dificultades similares a las actuales, ¿Tendrán una familia extensa, unos hermanos en los que apoyarse?

 Lamentablemente las perspectivas no son muy buenas con 1,3 hijos de media por mujer. 

 Así que cada día me sorprendo más cuando alguien me pregunta que por qué he tenido tantos hijos, y eso que sólo son cuatro.