Cuando hablamos de familia, siempre se piensa en la familia compuesta por padres e hijos, dejando a los abuelos fuera de este marco. Hoy en día, las familias no suelen tener a sus mayores viviendo en casa, exceptuando si requieren atención y cuidados.
Es el día de las personas mayores
y es un día para dar valor a la influencia que ellos han tenido en nuestra vida
y en nuestro entorno y sobre todo porque han tenido un papel fundamental en la
crisis, siendo el colchón sin el cual estaríamos en otra situación social, realmente
muy distinta.
El colchón en todos los sentidos,
no solamente en el económico, sino en el de protección, ¿Que familia donde uno
de los miembros se ha quedado en paro y ha recurrido a los abuelos, no se
siente en deuda con ellos? Una deuda no solo económica, sino en cuanto a la
sensación de apoyo y seguridad que nos dan nuestros padres, aunque sean
mayores. Con ellos nos sentimos confiados que no nos van a abandonar en la
situaciones difíciles. Y así ha sido en estos últimos años. Esa sensación de amparo
que, según van envejeciendo, se va diluyendo, poco a poco, hasta que uno
empieza a pensar que ya no se siente protegido sino que tiene que proteger a su
padre o a su madre porque, ellos necesitan cuidados y atención. Ese proceso
vital de reversión de la protección, tan difícil a veces de asumir desde
nosotros, sus hijos.
Sí, porque ellos, nuestros
padres, son los que, además, han cuidado de nuestros hijos cuando han ido al cole a
recogerles, o se han puesto a hacer con ellos los deberes, o han hecho de canguro para que
la pareja podamos llegar adisfrutar de una cena " los dos solos". Y es que
nuestros mayores, además, han contribuido a que nosotros contemos con todas las
facilidades que en este momento podemos disfrutar, tanto a nivel educativo,
profesional como en nuestro entorno social.
Es cierto que nuestros mayores
suelen hablar de otros tiempos, diferentes, muy distintos, sin tanta tecnología
ni facilidades, sin calefacción, internet, oyendo a "Elena Francis"
por la radio..... Muchos han conocido los carros con bueyes en vez del tractor
y no hubieran sido capaces de imaginar jamás poder tener un smartphone en sus
manos. Y en cambio, han sabido adaptarse y a muchos de ellos, se les ves
moverse con Skype como si tal cosa.
Y a ellos, a nuestros mayores,
les debemos respeto y admiración, por saberse adaptar a los cambios, por
promover esos cambios tan importantes en nuestras vidas y por darnos confianza
y sobre todo protección ante situaciones de crisis.
Así hacia ellos, hoy mi sincero reconocimiento y respeto.