viernes, 31 de mayo de 2013

Sobre conciliación





Hoy en día, la crisis afecta a todos de diferente manera. Los que trabajamos y formamos parte de una familia numerosa, sabemos de primera mano, la necesidad de ocupar y dedicar adecuadamente nuestro tiempo , es decir, lo que los modernos llaman "gestión del tiempo". Aprendemos, por necesidad, a diferenciar lo secundario, lo prioritario, lo urgente y lo importante. ¡Y no nos queda más remedio! 

Porque son muchas cosas a tener en cuenta en nuestro día a día. Pero sobre todo, aprendemos que nuestra prioridad es la dedicación a nuestros hijos, desde la certeza que los niños necesitan estar con sus padres para crecer sanos y felices. Y esa es nuestra gran prioridad

Nos levantamos con la inquietud de no llegar a la hora a trabajar, y con las  prisas de llegar tarde a dejar en el colegio a nuestros hijos. Y si tenemos a uno de nuestros hijos con catarro, con fiebre o con gastroenteritis cruzamos los dedos para que no aparezca en el frontal del teléfono móvil el numero del colegio, ya que tenemos que volver de nuevo a dar explicaciones para cancelar una cita con el cliente o para ausentarnos en el puesto de trabajo.

Y es que, cuando tenemos tanta tropa, siempre hay complicaciones. Y nos quedamos con la sensación de no llegar a lo prioritario: la necesidad que tienen nuestros hijos de nuestro tiempo; y queremos que el día tenga 38 horas.  Y a veces, solo a veces, nos quedamos con la sensación de que podríamos haber dado más: más tiempo, más dedicación..

En muchas ocasiones, intentamos hacer ajustes en el tiempo con el fin de ver si podemos  juntarnos todos para irnos de excursión, o para ir al cine o si los padres podemos multiplicarnos para acompañar a cada hijo a su "planazo". 

El hecho de tener hijos con edades diferentes y con expectativas también diferentes hace que sea complicado , por si mismo, conciliar tiempos de "estar en familia", con nuestra propia vida personal y más complicado aún, con el trabajo.
Los padres de Familias Numerosas sabemos  que es difícil conciliar cuando hay intereses diferentes, que si uno de ellos quiere ver el futbol y el otro le apetece irse con sus amigos..
Y es, entonces, cuando nuestros hijos también aprenden a ceder, a negociar y a disfrutar de lo que tienen, en familia.   
Esas competencias tan básicas para la vida se aprenden en casa y por el "bien común".


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