lunes, 28 de enero de 2013

El despertar de la sociedad civil





La sociedad civil representa la voluntad popular liberada de la mediatización política, sin la carga ideológica de los partidos y los medios de comunicación. Es la voz espontánea y sin intereses partidistas, que busca soluciones reales a problemas reales de los ciudadanos; problemas graves como la fuerte  crisis económica, con millones de hogares sometidos al drama del desempleo y con un horizonte muy negro para el futuro profesional de nuestros hijos, al margen de los esfuerzos que realicemos por su educación y formación.

En este contexto, está claro que se ha producido el despertar de la sociedad civil. Los ciudadanos se han cansado de esperar, han decidido erigirse en protagonistas de la historia, protagonistas de un cambio que se hace necesario pero que no termina de articularse. Hemos visto recientes iniciativas ciudadanas de gran calado, movimientos que piden un cambio en las estructuras políticas y de gobierno, más flexibles, más prácticas, donde tenga mayor cabida la voz de los ciudadanos. Manifestaciones masivas e iniciativas legislativas populares son ejemplos de esta fuerza con la que ha irrumpido en la esfera política la sociedad civil. Herramientas como Internet y particularmente las Redes Sociales,  son además una magnífica vía para canalizar el torrente creativo de la sociedad civil, que dispone así de medios muy eficaces para la movilización y la concienciación.

Aunque España no es un país con una larga trayectoria  de movimientos civiles, no es un país con demasiada cultura asociacionista, estamos asistiendo a un innegable renacer de la sociedad civil, como consecuencia del desencanto que han sufrido los ciudadanos respecto de la clase política, ante su falta de liderazgo y de ideas, reiterados casos de corrupción y mala gestión de los fondos públicos.

Sin embargo, es fundamental el papel mediador de las entidades e instituciones sociales, que pueden articular y vertebrar la participación ciudadana en las cuestiones que les preocupan y les atañen, porque el pueblo tiene voz y quiere ejercerla, quiere participar activamente pero hace falta canalizarla.

El papel de la sociedad civil es importante porque ilustra el protagonismo que deben y quieren tener los ciudadanos en el debate y resolución  de las cuestiones y problemas que les afectan. Es necesario que el esfuerzo colectivo no se desborde y que se haga de manera ordenada, coherente y optimista, porque sólo con ilusión se pueden superar los desencantos y las crisis. Y ese es el caldo de cultivo idóneo para que surjan asociaciones y organizaciones, en su mayoría sin ánimo lucrativo, que pueden canalizar y centralizar los esfuerzos y demandas de manera eficaz, que eviten que las demandas sociales caigan en saco roto. España tiene mucho camino que recorrer en este sentido pero igual que hemos mejorado en  otros parámetros como cultura, educación o economía, no debemos descuidar este área que, de hecho, es la más clara manifestación de nuestra democracia y de nuestros derechos como ciudadanos.

1 comentario:

Arantxa Martín Bedate dijo...

Presi, una muy buena idea, se nos tiene que oír, y tenemos que ser motor civil....un abrazo